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IMAGINANDO UN TRÁNSITO DEL TALLER A LA FÁBRICA

por Cristina Molina

LO QUE QUERÍAMOS: APRENDER HACIENDO

La idea de expandir el festival hacia la Fábrica de Sombreros surgió por parte del colectivo FAAQ y respondía a la intención de colaborar con procesos emergentes que se estuvieran dando en la ciudad de Sevilla. Si hablamos de estirar lo que entendemos por educación para que alcance a experiencias de aprendizaje horizontales, diversas y no homologadas, parecía buena idea acercarse a una antigua fábrica okupada que por aquel entonces era un hervidero de gentes, saberes y proyectos. Pero, ¿qué es FAAQ y cómo llegaron hasta allí?
A finales de 2008 algunas personas que participaban en Aulabierta (una
plataforma de aprendizaje autogestionada) acudían a un lugar de encuentro periódico con diferentes agentes culturales de Andalucía: Reunión 08 [1]. Allí se encontraron con ZEMOS98, que les extendió una invitación para organizar un taller dentro de la 11ª edición del festival. Ésta circularía alrededor del concepto educación expandida, recién acuñado para recoger una serie de prácticas e inquietudes que muchxs veníamos rumiando. La vinculación de Aulabierta con la temática era clara pero no podía abordar el encargo como tal por su propia definición: Aulabierta no tiene un equipo de gestión concreto y fijo, sino que dentro de ella caben grupos de trabajo para desarrollar proyectos con autonomía. Las personas relacionadas con Aulabierta interesadas en R08 estaban intentando asentar un grupo estable que pudiese trascender el marco de los proyectos y así surgió FAAQ, justo a tiempo para el Festival Internacional ZEMOS98.
Sus integrantes se encontraban por primera vez afrontando una propuesta exterior y esto les arrastraba de forma lógica hacia un lugar donde encontrarse con los intereses y deseos del contexto; sin esta vinculación a procesos que pudiéramos detectar en Sevilla el taller no tenía sentido. Por otro lado, algunos de los inventos más interesantes que han surgido alrededor de la crisis de la educación están vinculados a los movimientos sociales, son “dispositivos de producción de conocimientos anómalos, salvajes, irreverentes que se sitúan en el contexto de los procesos sociales vivos, en conflicto y gestación” [2]. Introducir un debate y un ejercicio imaginativo en torno a este tipo de espacios de producción de conocimientos situándolo en Sevilla parecía un buen punto de partida.
El núcleo local con más potencia parecía ser el Centro Social Okupado y
Autogestionado Fábrica de Sombreros (en adelante FdS). Al comentar esta
posibilidad de agenciamiento con ZEMOS98 surgen las dos personas que se
encargarán de interlocutar para hacer llegar la propuesta a la asamblea: Marta G. Franco (que pasó a coordinar el taller junto a FAAQ) y Santi Barber.
Para explicar la relación de un festival como el de ZEMOS98, bisagra entre
instituciones oficiales bastante inmovilistas y algunos de los agentes creativos más innovadores de su entorno, con un CSOA hay que entender el momento en el que se inserta esta colaboración. La antigua Fábrica de Sombreros, vestigio de las pequeñas industrias instaladas en el barrio de San Luis a principios del siglo XX y abandonada a la especulación inmobiliaria desde 2003, fue abierta por colectivos vecinales, artesanos y sociales en mayo de 2008. Desde sus inicios generó muchas expectativas debido a la cantidad y diversidad de personas involucradas en su okupación, la sensación en el movimiento okupa local de que la experiencia del CSOA Casas Viejas había marcado un antes y un después y quizá era momento de revisar estrategias y las aparentemente infinitas posibilidades que abre un edificio de 15.000 m2 sobre el que pesa la calificación de patrimonio industrial y muchos rumores de conversión en espacio cultural por parte del Ayuntamiento o de la Junta de Andalucía.
Según algunas personas estaba llamado a inscribirse en lo que se ha
denominado “centros sociales de segunda generación”, caracterizados por
la ruptura con ciertas estéticas y éticas identitarias autorreferentes, que
se consideran agotadas por su excesiva rigidez y normatividad un tanto
marginalizante, y por una actitud que evita los discursos de oposición frontal a toda autoridad y prefiere buscar espacios de articulación y diálogo con las administraciones públicas y otros agentes metropolitanos [3] Polémicas intelectuales aparte, la práctica cotidiana de la FdS fue probablemente menos ambiciosa y parecía poco interesada por entrar de lleno en el campo de la institucionalización de, valga la redundancia, las instituciones monstruo que podrían llegar a ser estos “post-centros sociales” [4].
Sin embargo, los términos en los que ZEMOS98 y FAAQ se acercaban a la
FdS sí que casaban con las subjetividades que se tejían allí dentro: la idea
de resignificar la educación y sacarla de los espacios formales y reglados,
el énfasis en la creación colectiva y horizontal del conocimiento para
compartirlo libremente, el interés por poner en valor todo tipo de saberes
no necesariamente académicos y el declararse en construcción permanente y aprendizaje continuo... tenían mucho que ver con lo que las habitantes de la FdS venían tramando [5]. Los talleres y actividades de debate y divulgación que sucedían en ella desde su okupación estaban acompañados del deseo de generar espacios de reflexión y documentación más complejos que hicieran frente a las problemáticas políticas y sociales de la ciudad de manera más rica y creativa. Por todo esto desde la asamblea de la FdS se decidió desactivar el recelo inicial a toda colaboración con “eventos con logos patrocinadores” y se apoyó la celebración del taller.
Para impulsar nuestro objetivo de suscitar una estructura que trascendiera al propio festival y tuviera recorrido y utilidad posterior, hicimos una ronda de contactos previos con participantes tanto en la asamblea de la FdS como en otros colectivos como el Huerto del Rey Moro, el Centro Vecinal Pumarejo, el CSOA Sin Nombre y su grupo de investigación en pedagogías libertarias, Arquitectura y Compromiso Social, la Asamblea por el Libre Uso del Espacio Público “La calle es de todxs”, etc. En estas reuniones tratamos de detectar los intereses y necesidades de estos colectivos en torno a esa expansión de la educación que perseguíamos, así como nutrirnos de sus experiencias e ideas para acotar un armazón más detallado de un taller que aún veíamos bastante difuso. Quizá esta fase, como veremos más adelante, no se concretó lo suficiente.
De cualquier manera nos sirvió para encontrar los motivos por los que
este taller tenía sentido: si bien muchos colectivos estaban trabajando en
lo que en el festival se llamó educación expandida, nos parecía que faltaba
autoconciencia, visibilizar que en las prácticas cotidianas de los movimientos sociales se está aprendiendo y produciendo conocimiento. La experiencia podía funcionar como centrifugadora que brindara los tiempos y espacios para pensar nuevas herramientas y maneras de enfocar los debates de siempre, generar otros debates y hacerse otras preguntas. Al estar vinculada a la FdS, espacio en ebullición, era una oportunidad para canalizar y vertebrar iniciativas que se estaban desarrollando, imaginando o deseando en ella. Y además ponía sobre la mesa la necesidad de trabajar en las relaciones con la institución, entrar de lleno y sin complejos en uno de los campos de conflicto eternamente pendientes para los movimientos sociales.

LO QUE HICIMOS: DESEAR Y PROYECTAR

En base a la primera ronda de contactos llegamos a marzo de 2009 con un taller pensado para generar un hipotético dispositivo autoformativo dentro de la FdS, por supuesto gestionado por sus participantes. Durante los cinco días en que sucedió queríamos visualizar experiencias en funcionamiento en las que podría inspirarse e impulsar el debate de base necesario para su creación, así que invitamos a varias ponentes para que participaran en las sesiones. El taller se convirtió en un simposio dentro del simposio, aunque lo que ocurriera luego con el resultado del debate quedaría fuera del alcance de ZEMOS98 y respondería al interés real de las participantes por generar este dispositivo. El hecho de que asistieran muchas personas, la mayoría no vinculadas a la asamblea ni en contacto
directo con la FdS, condicionó el desarrollo: decidimos situarnos en el campo del deseo y la imaginación y centrarnos en idear una caja de herramientas y recursos que cualquiera de los participantes pudiera aplicar luego a sus propios proyectos, sucedan en el contexto local o no.
El primer día transcurrió con una sesión introductoria en la que Marta
G. Franco, como parte de la asamblea de la FdS, contó el recorrido del
centro social y el marco genealógico del taller con la ayuda de Santi Barber.
La ronda de presentaciones posterior sirvió para contrastar que el taller
necesitaría su pequeño cambio de rumbo, pero también para descubrir la gran heterogeneidad y potencialidad del grupo (algunxs nos contaron proyectos realmente interesantes). También elaboramos un mapa colectivo en el que quedaron reflejados estos proyectos y muchos otros, lo que nos sirvió para anclar el concepto de educación expandida y llegar a una definición colectiva de nuestro objeto de reflexión [6]
En la segunda sesión, Javier Rodrigo, de la Asociació per a Joves Teb, nos brindó claves inspiradoras acerca de pedagogías en red. Resulta indispensable superar las “pedagogías iluminadoras” mediante metodologías colaborativas que hagan los procesos de aprendizaje menos verticales y más multidireccionales. Ni el otro es un contenedor a quien iluminar (recordemos que la palabra educación viene de conducir, en el taller siempre se prefirió hablar de aprendizaje), ni tiene sentido mantener la pretendida oposición a la institución, llegando a afirmar que los centros sociales son también instituciones. Puede ser más interesante practicar un antagonismo colateral, el de los dispositivos transductores que
mutan energías: se relacionan de forma crítica con la institución para introducir en ella discusiones y posturas novedosas.
Los siguientes invitados, Floren Caballero y Eduardo Serrano, ahondaron
en este tipo de artefactos de investigación híbridos que operan engranados
con instituciones formales y presentaron la Universidad Libre Experimental
de La Casa Invisible, centro de gestión ciudadana de Málaga [7]. El cuarto día el giro de tuerca lo dieron Mariló Fernández y Francisco Rubio, de La Fundició, hablando de Project3: una iniciativa para involucrar a todos los agentes implicados en un proceso horizontal de aprendizaje que derivó en EspaiDer3*, asociación juvenil de Esplugues de Llobregat con la intención de analizar y proponer intervenciones artísticas y culturales en el contexto local. No llegó a culminar por desencuentros con la dirección del instituto en el que se propuso pero sirvió para revelar las contradicciones y limitaciones de la educación tal y como la entiende la administración pública [8]. Tampoco está exenta de problemas una experiencia con muchas similitudes desarrollada por Aulabierta y presentada por sus promotores Pablo Pérez, José Daniel Campos y Antonio Collados. El proyecto de diseño y construcción de una comunidad de aprendizaje autogestionada dentro de la Universidad de Granada por sus propios estudiantes ha cumplido ya cinco años pero sigue viviendo incertidumbres con respecto al espacio físico autoconstruido y, lo que es más importante, el relevo o la continuidad del proyecto no están garantizados [9]
En todas las sesiones se dedicó la segunda mitad del tiempo a pensar formas de integrar las ideas que íbamos recopilando, sin dejarnos condicionar por la presión de tener que llevarlas a cabo pero a la vez sin olvidar las ganas de hacer y de bajar a lo práctico y lo tangible. Nos propusimos entonces renunciar y definir cinco dispositivos posibles: un centro de medios, un observatorio/laboratorio de investigación, una coordinadora de procesos de aprendizaje en red, una universidad/escuela libre y un archivo con vocación formativa y sociabilizadora. El último día del taller nos trasladamos desde las instalaciones del caS (centro de las artes de Sevilla) hasta la misma FdS (que ya habíamos visitado el día anterior con la excusa de una comida popular que nos ayudó a situar mejor en el terreno lo que estábamos planeando). Allí celebramos una asamblea en la que tratamos de concretar qué íbamos a hacer y cuáles iban a ser las próximas citas para comenzar a transitar las líneas abiertas durante la
semana. La lluvia de ideas fue más operativa de lo que esperábamos porque a esta jornada sí asistieron más personas residentes en Sevilla y con ganas de continuar el proyecto sobre el terreno, así que nos fuimos con unas cuantas tareas pendientes. Lamentablemente no se llegaron a materializar en los términos iniciales.

LO QUE RESULTÓ: ¿TRUNCADO O EXPANDIDO?

Como hemos dicho, un año después del taller no podemos hablar de que
generara ese dispositivo deseado, por lo que nos toca hacer autocrítica.
La primera pega es obvia pero no conocemos ninguna manera totalmente
satisfactoria de superarla: hablamos de modelos horizontales y recíprocos
de creación de conocimiento y no sabemos evitar la dicotomía entre quien
imparte y quien asiste. Aunque las intervenciones de lxs invitadxs estaban
pensadas para ser conversaciones abiertas, en demasiados momentos viramos hacia la unidireccionalidad del discurso. Tanto que en el punto anterior están anotadas las ideas de lxs ponentes, pero apenas las de lxs participantes, que quedaron menos documentadxs. Ellxs, afortunadamente, reaccionaron de manera crítica y constructiva.
Una vez trasladadxs al espacio físico de la FdS el taller transcurrió de forma más propositiva. En algún momento previo nos habíamos planteado hacer allí todas las sesiones, pero desechamos la idea porque ZEMOS98 ya estaba comprometido con el CAS y, sobre todo, porque allí era más fácil contar con el equipamiento técnico que necesitábamos (por ejemplo, conexión a Internet suficiente para retransmitir las sesiones por streaming). Sin embargo, al final constatamos que la mejor manera de poner en pie un deseo es tocar el territorio sobre el que queremos levantarlo.
Además, creemos que el factor que más contribuyó a que el proyecto no
perdurara fue la falta de participantes de la asamblea y los colectivos locales, lo que se explica principalmente por dos motivos. Por un lado, es obvio que las limitaciones temporales del taller (de lunes a viernes en horario de mañana) no hicieron fácil la asistencia, lo que nos lleva a cuestionarnos la pertinencia de un formato tan acotado, encajado dentro de un festival de duración demasiado breve para metas con vocación de arraigar en el suelo. Por otro, es posible que lo abierto e indefinido de la propuesta no la hiciera suficientemente motivadora o no supiéramos enganchar a quienes estábamos apelando. Es cuestionable la idoneidad de agentes externos para impulsar procesos dentro de un contexto en el que no están integradxs, aunque no les sea completamente ajeno y se
intentara conectar a priori con agentes que sí lo estaban. Ahora pensamos que en procesos con estos plazos tan reducidos la iniciativa debe surgir desde el propio contexto, siendo éste el que la lance y localice a lxs agentes externos con quienes articularse e intercambiar conocimientos. Habría sido necesario más trabajo previo para asegurar la continuidad.
De cualquier manera, nos movemos entre grietas de oportunidad: el
hecho de dedicar una semana a pensar estos temas que nos ocupan y tejer relaciones entre ideas y personas ya es, al menos para quienes organizamos el experimento, motivo suficiente para que mereciera la pena. Aunque a día de hoy no queda apenas output material (ni siquiera sobrevive el centro social), estamos convencidxs de que sí potenciamos algunos procesos de activación y agenciamiento de los que no puede dar cuenta este artículo por su extensión. Miramos a una telaraña de movimientos vivos y experimentos de autoaprendizaje demasiado compleja para describirla, pero esperamos haberla alimentado.
El 2 de junio de 2009 la FdS fue desalojada por sorpresa, sin orden de desalojo anunciada con antelación. A fecha de redacción de este texto, trece meses después, sigue abandonada y la inmobiliaria propietaria (Grupo TEMPA) no ha hecho nada por su rehabilitación. Tampoco lo han hecho el Ayuntamiento de Sevilla, que ya prometió su expropiación a una plataforma de artesanxs tras definir un plan de ordenación urbana que prevé nuevas e innecesarias viviendas en el terreno, ni la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, que parece haber olvidado que la Ley de Patrimonio Industrial le obliga a proteger las construcciones con dicha consideración. La paradoja de que ambas entidades financien el Festival Internacional ZEMOS98 pone de relieve una pregunta que planea sobre este artículo: ¿cómo se puede generar un dispositivo de aprendizaje emancipador dentro de tiempos y espacios apoyados por semejantes dispositivos de producción de orden? Las respuestas, que serán muchas y seguro que el colectivo ZEMOS98 tiene las suyas, hay que buscarlas en el campo de la experimentación [10]. Esto intentamos en la 11ª edición del Festival y en esto seguimos...

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