El ruido de las matemáticas

por Evol
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Punani Shell, un CD-EP editado en el sello norteamericano Scarcelight Recordings www.scarcelight.com es parte de una serie de composiciones, la serie "Punani", en la que hemos trabajado a lo largo de los últimos dos años y que de alguna forma es por ahora el cuerpo central de la obra de Evol. La serie consta de piezas largas (la más larga, "Super Punani", de 90 minutos, editada en el sello online Fals.ch), compuestas enteramente a base de síntesis digital. Cada entrega de la serie lleva en su título la palabra "punani" (en jerga jamaicana, "coño") y otra, elegida de forma más o menos aleatoria. La próxima parte de la serie verá la luz en el sello Edition (de Atlanta, USA) en un 12" compartido con el artista británico JLIAT. Pronto se editará también el CD de Evol en Mego, titulado "Magia Potagia", y que contiene otra obra Punani. Pese a que el objetivo primordial de Evol ha sido y sigue siendo el sonido y la forma por encima del proceso, hay algunos rasgos significativos relativos a los métodos empleados en la creación de esta serie de composiciones que podemos analizar desde un punto de vista técnico y para-musical: básicamente su naturaleza generativa y fractal. Así, podemos decir que, aunque sumergida en un segundo plano, la relación entre ciertos juegos matemáticos y el audio es una de las fuerzas motrices de la producción de Evol.

Para empezar, tal vez sea necesario explicar mejor la idea de música o audio generativo (nosotros preferimos referirnos a nuestra producción como "audio").

Alterando los conceptos tradicionales de composición e interpretación, la llamada música generativa establece una relación muy especial entre el audio y el programa informático, que de algún modo está a ambos extremos del proceso. Una vez ejecutado, el código informático es a la vez compositor, intérprete y audio resultante.

Aunque no existe una única e inalterable forma de audio generativo ni de los programas que lo producen, podemos decir que, por lo general, se trata de programas mínimamente autónomos (con mayor o menor interacción por parte del intérprete humano) en los cuales ciertos parámetros (ya sea de la estructura, el timbre, las melodías o cualquier otra característica de la pieza) están sujetos a procesos matemáticos,en vez de depender del "toque humano". El toque humano del compositor tiene lugar antes, en la fase de concepción y programación. Esta tendencia que se remonta a los experimentos de autores como Lejaren Hiller (1924-1994) o Iannis Xenakis (1922-2001), ha llegado hasta nuestros días de la mano de una extensa escena de programadores y artistas sonoros que tratan de expandir los límites de la composición algorítmica, basada en procesos matemáticos o en la probabilidad.

En una entrevista acerca de su obra generativa, Brian Eno comentaba: "Nunca sabes quién es el autor. Esta pieza de música generativa que acabo de tocar, ¿soy yo el compositor? ¿Lo eres tú en caso de que compres el sistema? ¿O lo son Jim Coles y su hermano, que escribieron el software para el compositor? - ¿Quién compone música así? ¿Lo podemos describir como una composición cuando no sabemos exactamente qué es lo que va a ser?".

Las piezas de la serie "Punani" son generadas por un programa escrito en el entorno de programación gráfico Max/MSP que, una vez ejecutado, sintetiza el sonido y compone la estructura con cierto margen de libertad. No es inteligente, pero sí autónomo (el intérprete humano puede interaccionar con él, pero si no lo hace, el programa actúa por su propia cuenta). Tardamos alrededor de un año para escribir el programa (en la jerga de Max, el "patch"), que genera todas las piezas de la serie, usando como base dos pequeños sintetizadores FM (ver http://www.sfu.ca/sca/
Manuals/fm/FM_Tutorial.html
para una introducción a la síntesis FM). Cada una de las piezas es el fruto de la suma de varios fragmentos generados por el patch, editados y en algún caso ligeramente procesados dentro o fuera de Max/MSP.

A modo de paréntesis, una breve nota sobre "Formatissimo", una pieza reciente de Alku (nuestro colectivo-sello desde 1997) que ahonda de forma más directa en los procesos generativos. "Formatissimo" es una obra de Alku para el sitio web británico rand()%, un pequeño servidor dedicado enteramente a la música generativa. Se trata de un programa escrito en el entorno Pd que lleva al máximo la idea de audio generativo en un guiño al clásico dilema del huevo y la gallina. Desde 1998 Alku ha incidido periódicamente en el uso de datos digitales no-sonoros (archivos de texto, imágenes, aplicaciones, etc.) como fuente sonora, reproduciendo estos datos como audio mediante pequeños y sencillos trucos informáticos. "Formatissimo" vuelve sobre esa misma idea, solo que los datos que reproduce se generan sobre la marcha, ya que lo que el programa lee como audio es un archivo de texto en el que se van almacenando varios valores obtenidos del análisis de la salida de audio del programa. Es decir, el programa lee (reproduce) un documento que hace un momento (antes de la ejecución del programa) no existía, y que contiene información sobre el audio que genera el mismo programa al leer ese archivo. Sin el archivo de texto, el programa no reproduce audio (porque el archivo es lo que lo genera), pero al mismo tiempo, sin el audio resultante, el archivo de texto permanece en blanco, y por lo tanto no da lugar a ningún texto. De ahí la citada relación con el entrañable paradigma del huevo y la gallina.

De vuelta a la serie Punani, hay otra característica extra-musical que podemos destacar si analizamos las composiciones desde un punto de vista técnico: su naturaleza fractal. Los fractales, un fenómeno ampliamente explotado en el terreno gráfico, tienen muchas otras posibles aplicaciones, desde la compresión de datos digitales hasta la música. Para aquellos que no se hayan planteado jamás la realidad de los fractales más allá de los pósters de aire psicodélico, quizás sea también necesaria una pequeña definición.

Un fractal es una forma geométrica fragmentada que puede ser subdividida en partes, cada una de las cuales es (al menos, de forma aproximada) una versión reducida del total. Es el principio que se conoce como auto-similaridad, y que también está presente en la naturaleza en formas como las caracolas de mar, las coliflores, las formaciones tormentosas o los copos de nieve, entre muchas otras. En el plano de las matemáticas existen también varios tipos de estructuras fractales: el triángulo de Sierpinski, el copo de Koch, la curva de Peano o, por supuesto, el set de Mandelbrot, que recibe el nombre de su "descubridor", el matemático polaco Benoit Mandelbrot, padre del universo fractal. Mandelbrot creó la palabra "fractal" partiendo de los vocablos latinos "fractus" y "frangere", "romper" o "crear fragmentos irregulares". Esas dos ideas, la de la fragmentación y la irregularidad, definen perfectamente la naturaleza de los fractales. Y no solo los gráficos. Una de las cualidades definitorias de las piezas de audio de la serie "Punani" es precisamente su estructura auto-similar. Cada parte de la serie es ligeramente distinta de la anterior, y eso se debe a que todos los parámetros de los módulos de síntesis son aleatorios y por lo tanto generan siempre frecuencias y timbres distintos. Pero la estructura es, a grandes rasgos, idéntica en todas las composiciones (algo que se difumina con la edición posterior).

Una de las ideas detrás de varias obras de Evol es lo que nosotros llamamos anti-clímax: una estructura auto-similar constante con micro-cambios constantes, que de alguna manera refleja la naturaleza fractal de la misma forma que algunos de sus paralelos naturales, como las líneas de la costa en un mapa o el ya citado set de Mandelbrot. Piezas como "Jiggerypokkery", editada en el sello griego Antifrost es un buen ejemplo de esa estructura-bloque, sin altibajos generales -que empieza igual que termina-, pero que a lo largo de la pieza ofrece innumerables micro-cambios de timbre y frecuencia, al estilo de los tradicionales fractales de Mandelbrot.

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