x Antonio Orihuela

por Daniel Villar Onrubia

Cuando Antonio Orihuela nos escribió por primera vez hablándonos sobre este libro, se referió a él con un "mío" entrecomillado que ya evidenciaba la intención de reflexionar sobre esa falacia que llaman propiedad intelectual y que hace a muchos proclamarse dueños de ideas, palabras, imágenes...

La "X" del título de este libro debe leerse como un "por", y esto tiene que ver con el hecho de que el libro haya sido construido a partir del borrado selectivo de palabras, párrafos e incluso páginas de un libro escrito previamente por otro autor. Se trata por tanto de una revisión realizada por Antonio Orihuela y que nos invita a que procedamos de forma similar generando infinitas visiones y relecturas de ésta y otras obras, realizadas "x" cada uno de nosotros.

A continuación podéis leer un apéndice del libro en el que Orihuela da más pistas sobre el contexto en el que nace este proyecto.

"En mi 38 cumpleaños, Concepción Giovanetti me regaló,
medio en broma, para que refrescara mi cabeza de otras lecturas más sesudas, una pequeña novelita de esas que podríamos catalogar hoy como de fast food pero que hace treinta años causaban furor entre los amantes de cierta literatura de folletín, ambientadas en el far west para él o coloreadas de historias de amor, para ella. Populares en mi infancia, no había vuelto a ver ningún ejemplar de semejante género, como digo, hasta el día de mi cumpleaños. Más allá de aceptarlo sin más, el regalo de Concha venía acompañado de un desafío: debería leerla porque, según ella, ningún género literario es estéril y en todos hay alguna lección de provecho para el entendimiento.

Me puse manos a la obra, acometiendo un ejercicio de lectura
donde todo sonaba falso o, cuando menos, risorio. A medida que avanzaba en una historia insulsa, lineal y previsible, el relato se fue entreverando con otras lecturas que comenzaron a asaltarme de pronto: De Rerum Natura de Lucrecio, Ars Magna de Lull, El Libro de Arena de Borges, la historia de Gulliver con los sabios de la isla de Lagado, las máquinas de trovar de Juan Caramuel,Meneses o Jorge Crapanzano, el Memex de Vannevar Bush y otras muchas que me acosaban a cada trecho dejando traslucir la alegoría del Libro Absoluto o Gran Opus en el que, haciendo peligrar las sagradas ideas de autoría y propiedad intelectual por estar todo escrito, era posible intervenir construyendo senderos de lectura de acuerdo con los intereses particulares de cada uno, seleccionando, combinando, manipulando y enlazando letras, palabras y frases de esa obra que por total venía siendo por los siglos de los siglos sólo cognoscible en tanto fragmentariamente o bien, a la manera de la obra de Rauschenberg Dibujo borrado de De Kooning (1953), podía optar por crear una obra borrándola.

Elegida esta segunda opción comprobé maravillado las
posibilidades infinitas del texto, por muy lineal y previsible que fuera su discurrir, verifiqué la posibilidad de otro fluir subterráneo, viable y hasta, tal vez, enriquecedor de la primera versión de esta novelita de bolsillo que tanto cloro denunciaba en su olor y en el amarillo de sus veinte años cumplidos.

Ella, aquí, en este lance de dados que refunda la idea de que las condiciones para que se dé la literatura no incluyen al autor, sólo al texto y al lector, es esto, pero también pudiera ser cualquier otra cosa, en otro momento."

Os invitamos desde aquí a coger esta versión en .pdf y además de que la leáis y la difundáis, la remezcléis en vuestras cabezas y en vuestras obras. Y cuando lo hagáis no estaría mal saber qué habéis hecho.

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