En los últimos 125 años, científicos de todo el mundo se han unido para organizar el Año Polar Internacional. El programa de investigación científica va a celebrar su tercera edición entre 2007 y 2009 con el objetivo de explorar cambios importantes en una zona que ofrece puntos estratégicos únicos para observar los fenómenos terrestres y cósmicos (1).
Las zonas polares son únicas en múltiples sentidos. Es en ellas donde los patrones de circulación del aire y el agua se revelan al alcanzar la superficie de la Tierra. En ellas hay concentraciones de las líneas de campo magnético de la Tierra y glaciares con aire y agua atrapados desde la antigüedad. Los dos polos ofrecen los mejores contextos para estudiar ciertos circunstancias geológicas, ecológicas y metereológicas.
A lo largo de la historia, mitos y leyendas se han adueñado de las zonas polares. Cuando los exploradores geográficos y científicos empezaron a llegar en el siglo XIX algunos de estos mitos se desvanecieron. O más bien se vieron sustituidos por un pensamiento racional emergente en el que las entidades medidas y cuantificadas pasaron a dominar a la fábula. Las funciones previas del mito se vieron sustituidas por expresiones de “verdad” y orden científico.
Robert Peary y su expedición afirmaron haber sido los primeros en llegar al Polo Norte geográfico en 1909. En su búsqueda del Polo Norte Peary entró en contacto con esquimales del noroeste de Groenlandia que sirvieron como recursos humanos para sus expediciones. “Esta gente”, escribió Peary “son en gran medida como niños y debería tratárseles como tales” (2). Peary engendró hijos ilegítimos con mujeres esquimales y se llevó a seis lugareños -cuatro adultos y dos niños- con él a Nueva York, donde los depositó en el Museo Americano de Historia Natural sin responsabilizarse más al respecto. El extenso, vacío e inhabitable Norte se había convertido en el centro de acciones científicas e imperiales.
La afirmación de Peary de haber sido el primero en alcanzar el Polo Norte se ha visto cuestionada por varios motivos, sobre todo en relación a las distancias que recorrió y la velocidad que mantuvo. Considerando que en su equipo nadie poseía conocimientos de navegación, la hazaña roza lo increíble. En 1989, la l National Geographic Society, un importante patrocinador de la expedición de Peary, investigó algunas de las circunstancias que rodearon a la expedición de 1909. Al observar sombras en las fotografías y profundidades marinas medidas por Peary, la organización concluyó que no estuvo a más de ocho kilómetros de Polo. La cámara original de Peary ya no existe. No sabemos qué lente usó, por lo que el análisis de la sombra resulta discutible, y la organización nunca accedió a entregar las fotografías para que se hiciera un análisis independiente (3).
Los primeros exploradores estaban perfectamente provistos no sólo de perseverancia y valentía, sino también de inventiva, elocuencia y una mente ordenada al preparar los escenarios que apoyarían los descubrimientos que afirmaban haber hecho. Utilizando obviamente las tecnologías que tenían a mano, resultó sumamente importante elaborar y acumular capital científico fidedigno para reclamar el territorio. Dicen que la historia la escriben los ganadores.
El botánico sueco Carlos Linneo también era valiente y elocuente. A principios del s. XVIII salió al mundo en la misión personal de clasificar todos los animales, plantas y minerales. Obviamente tenía algo de aventurero, ya que a una edad muy temprana se embarcó en ambiciosas expediciones en las diversas regiones de Suecia para observar la flora y la fauna. Sus observaciones fueron publicadas en valorados volúmenes financiados por el rey de Suecia. Entre 1735 y 1738 también viajó mucho por Alemania, Holanda, Inglaterra y Francia, donde desarrolló una impresionante red de colegas, discípulos y amigos. De vuelta en Suecia se convirtió en un conferenciante popular que se interesaba personalmente por sus estudiantes y a menudo los animaba a viajar por el mundo como “apóstoles” suyos en busca de más especímenes para clasificar. Linneo publicó un sistema de clasificación, Systema Naturae (1758) en el que estableció tres reinos de la naturaleza. La misión de Linneo era elaborar una especie de inventario de la naturaleza: describir y clasificar todos los materiales encontrados en la Tierra. Como parte de este proceso se deshizo de vestigios de la época medieval. Los hombres con cola y las hidras de siete cabezas se quedaron fuera de su directorio actualizado.
Linneo utilizó una impresionante cantidad de imágenes y referencias visuales que lo inspiraron en su búsqueda de un orden que simplificara y organizara la naturaleza en un sistema que cualquiera pudiera aprender y recordar. Además, como señaló Michel Foucault, “su deseo era que el orden de la descripción, su división en párrafos, e incluso sus módulos tipográficos, reprodujeran la forma de la planta en sí” (4). Aparte de la aparente similitud visual de sus sistemas con el sistema de raíces de su flor familiar, linnaea borealis, existen otros ejemplos de referencias visuales que utilizó, como los mapas del cartógrafo holandés Frederick de Witt, órdenes militares y formaciones de escuadrones de caballería junto con representaciones del sistema nervioso del cuerpo humano, descubierto recientemente. Su misión vital, como él mismo afirmó: “Dios crea. Linneo ordena”, continuó hasta su muerte.
El deseo de ordenar, según el sociólogo Zygmunt Bauman, es una de las principales características de la modernidad. Refiriéndome al explorador ártico y al científico natural quería preparar el escenario para mi investigación sobre el tema del orden. Quería aprovechar la perspectiva histórica y al mismo tiempo poder dar ejemplos que ilustraran cómo se ordena la información. Quería destacar que “lo que” miramos y “cómo” miramos las cosas resultan aspectos fundamentos para nuestra comprensión y compromiso con un tema, y con el mundo en general.
Procedente del sistema de clasificación de Linneo emergió un flujo constante de mejoras, adaptaciones e improvisaciones inspiradas sobre el tema del orden. La estructura del lenguaje y por tanto de la información habían alcanzado nuevos niveles y podían, cómo observó Foucault, contemplar “la posibilidad de vincular representaciones... En vez de aceptar solamente la validez cuando se aplica a las relaciones de la naturaleza y la naturaleza humana, cuestiona la posibilidad misma de todo conocimiento” (5).
El escocés Patrick Geddes se sintió como en casa en el espacio lingüístico planteado por Linneo y sus clasificaciones. Geólogo y botánico, y más adelante urbanista, Geddes desarrolló un esquema urbanístico en torno a los tres componentes de lugar, trabajo y pueblo. Al hacerlo siguió ciertos modos de pensar introducidos por Linneo y concluyó que la sociedad humana podía contemplarse de manera similar a las sociedades de animales y plantas. Geddes se consideraba un jardinero que ordenaba el entorno para el beneficio de la vida. La diferencia entre crear jardines como lugares para la vida vegetal y ciudades como lugares para la vida humana era, según Geddes, sólo una cuestión de grado: “Mi ambición es... escribir sobre la realidad: aquí con una flor y un árbol, y en otras partes con una casa y una ciudades, da lo mismo” (6). Para Geddes, la región iba a convertirse en la expresión visual del orden que detectaba en la naturaleza.
Geddes pretendía romper las fronteras que existen entre disciplinas. En esta búsqueda concibió un modo mediante el cual ordenar sus pensamientos e ideas en máquinas pensantes: “Imáginense que esta doble hoja de papel es nuestra hoja de cálculo de la vida; el lado izquierdo es para los aspectos más pasivos, o el hombre determinado por el lugar y su trabajo, mientras que el lado derecho es para la acción, el hombre que guía su vida cotidiana y reelabora el lugar. Ahora doblen esta hoja por la mitad, horizontalmente; entonces obtenemos cuatro cuartos, uno para cada una de las cámaras principales de la vida humana; el mundo exterior activo y pasivo, y el mundo interior activo y pasivo. A cada uno de estos cuartos corresponde una máquina pensante dividida en nueve cuadrados...” (7). Para Geddes, las máquinas pensantes funcionaban como un medio de revelar sus líneas de pensamiento. Como partes de una ventana en la que los cristales individuales representaban las variables de un problema, cada cristal quedaba adyacente a al menos otro. La idea era simbolizar relaciones y dependencias entre las variables a través de este método. Eran como grandes hojas de cálculo que permitían hacer generalizaciones mientras consideraban “los detalles más triviales de la vida cotidiana” (8). Funcionando obviamente en el mejor de los casos no como fórmula sino como modo de expresión, la máquina pensante de Geedes revitalizó algunas de las imágenes estáticas y disociadas de nuestro pensamiento actual. En este sentido guardaba similitudes con los esfuerzos de Linneo con el sistema de clasificación y ambos sentaron las bases para nuevas formas de pensamientos uniendo representaciones y estableciendo nuevos principios conectados.
A Geddes no le interesaba la formación de expertos. Le preocupaba mucho más que el ciudadano de a pie tuviera una concepción y comprensión de las posibilidades de su propia ciudad y participara activamente en el urbanismo. Su idea incluía una exposición cívica y un centro permanente de estudios cívicos en cada ciudad. Estos centros se esforzarían por revelar las correlaciones entre pensamiento y acción, ciencia y práctica, sociología y moral. Para ello, Geddes compró la torre Outlook de Edimburgo en 1892 y la transformó en un dinámico centro de reunión. (9)
Siguiendo los pasos de Geddes y como parte del Edinburgh Garden Festival de 2007, la artista Apolonija Sustersic trabajó en colaboración con el arquitecto y teórico Meike Schalk. Su proyecto, titulado Garden Service, se instaló como pieza de arte público en la Royal Mile donde vivía el propio Geddes y donde en aquella época instaló jardines. Garden Service está formado por bancos y una mesa, macetas y charlas programadas los domingos por la tarde con té. A imitación de Geddes, los debates fueron abiertos para todos y se centraron en arquitectura, urbanismo, activismo medioambiental y, por supuesto, en torno al propio Geddes. Este es el segundo proyecto que Sustersic y Schalk producen sobre Geddes. En 2005 montaron un invernadero en el río en Dundee, donde fue profesor de botánica durante 30 años. El proyecto servía para reconocer la idea de Geddes de un lugar de encuentro ubicado dentro de un jardín. El invernadero estaba provisto de plantas, libros y otros materiales de apoyo para las reuniones y charlas que se celebraron en la casa. Tras el periodo de exposición el invernadero se donó a un grupo activista preocupado por el desarrollo futuro de la ciudad.
De manera similar, pero poniendo el énfasis en el contenido espiritual y religioso, una de las obras presentadas en el proyecto escultórico de este año en Munster era Beautiful City, de la artista Maria Pask. Ubicada en una gran tienda de campaña en el parque, y rodeada de tiendas individuales más pequeñas para que la gente durmiera en ellas y de un huerto cultivado, se invitaba a la gente a pasearse por el lugar, beber café, cocinar y leer la bibliografía disponible. Fue una iniciativa para que la gente se reuniera y debatiera sobre “cómo construir una ciudad bonita, una ciudad hecha no de muros y torres, sino de ideas visionarias, ética y confianza mutua” (10).
Suele citarse al arquitecto y urbanista Camillo Sitte como fundador del urbanismo moderno, que él consideraba un arte (11). A mediados del s. XIX viajó por Europa tratando de identificar los aspectos que hacían que las ciudades fueran cálidas y acogedoras. Sus conclusiones, publicadas en un libro titulado City Planning According to Artistic Principles (1889), marcó el inicio de una nueva era, sobre todo en el urbanismo alemán. Dio preeminencia a las estructuras irregulares y las plazas espaciosas. En su opinión, las ciudades medievales eran el ejemplo más exitoso de urbanismo y estaba a favor de los monumentos y otros elementos estéticos. “Las plazas y parques deberían ser catalizadores de la vida pública, condensadores sociales capaces de repensar el modo de vida considerado ausente” (12). Muchas de sus ideas se asemejaban a las del defensor de las ciudades-jardín británicas Ebenezer Howard.
El desafío de que las ciudades se conviertan en catalizadores de la vida pública, de que la ciudad esté viva y sea capaz de satisfacer las necesidades sociales de sus habitantes es probablemente uno de los mayores desafíos al que nos enfrentamos en el urbanismo actual. Este planteamiento, mientras el aumento del control social, el aislamiento y la privatización se combinan con exigencias adicionales para que las ciudades acumulen ingresos, inspira intentos poco convincentes de hacer algo en relación al urbanismo. Cada vez resulta más difícil a los urbanistas permitir la existencia de espacio urbano que permita a los ciudadanos congregarse cuando no están consumiendo. Los centros urbanos actuales están diseñados para que la gente no deje de moverse, si puede ser siguiendo esquemas premeditados en los que una tienda capta toda la atención de un cliente en cuanto se desplaza al territorio de la tienda de al lado. Estas maniobras están, como todos bien sabemos, acompañadas por omnipresentes cámaras de vigilancia. No es el lugar en el que te gustaría pasar el rato cuando has terminado de comprar. ¿Tiene sentido continuar referiéndose a esta planificación urbana como ciudad? Manuel Castells, Bernard Tschumi, Paul Virilio y Edward Soja, entre otros, han hablado sobre el significado cambiante de la ciudad y la fragmentación y alteración del entorno urbano. El historiador urbano y sociólogo Richard Sennett explica lo que considera una contribución importante a este desarrollo cuando escribe sobre el sistema de cuadrícula tal y como se desarrolló en las ciudades estadounidenses, En primer lugar, en la forma horizontal de las redes callejeras del s. XIX, y más adelante, en el s. XX, a través de cuadrículas verticales por la introducción del rascacielos. Esta “neutralización del mundo externo” está asociada para Sennett con una huida de lo urbano y un retraimiento hacia el hogar. También podemos observar cómo se han extendido aspectos del sistema de cuadrícula y ahora incluyen el espacio abstracto de la información digital y las redes de comunicación, inculcando un orden específico a nuestras vidas y mentes.
Los profesores universitarios no han tardado mucho en empezar a enseñar urbanismo con la ayuda de entornos digitales de juegos. “Utilizo Second Life con los estudiantes para explorar ideas sobre el espacio público y en qué consiste un buen espacio público”, dice la profesora Anne Beamish de la University of Texas, y continua “Estar en Second Life los sitúa de repente en un ambiente distinto, que es similar pero diferente, y los obliga a explorar qué piensan acerca de estas cosas... Cuando estás en Second Life, porque es parecido, pero las leyes físicas son distintas, la gente reacciona de manera distinta. Y les hace pensar más acerca de cómo diseña uno espacios públicos” (13). Este enfoque ya se había visto motivado por el primer lanzamiento de SimCity en 1989, que los departamentos de urbanismo municipales utilizan desde mediados de los noventa.
Los artistas Langlands & Bell exploran las relaciones que vinculan a gente y arquitectura en su obra. Basada en un entorno concreto, su nueva obra es un encargo digital interactivo para la Somerset House de Londres, que reflexiona no sólo sobre la arquitectura sino también sobre la experiencia urbana contemporánea. Titulada Superactive i2i, los visitantes pueden acceder a la obra a través de ordenadores conectados a la red WiFi instalada recientemente en todas las zonas públicas de Somerset House, y también por Internet. La obra se desarrolla en torno a un modelo digital que reconstruye el Fountain Court central en la casa. La gente que “visita” la obra de arte a través de sus ordenadores podrá navegar el espacio virtual de Somerset House y activar “episodios de contenido” que revelan aspectos escondidos del edificio y su vida cotidiana. Los visitantes también podrán crearse una identidad virtual (un avatar) y comunicarse con los avatares de otros visitantes.
Dedicado también a plantear preguntas sobre experiencias urbanas contemporáneas, el artista Rafael Lozano-Hemmer ofrece entornos en forma de obras interactivas a gran escala. Mientras que por un lado refuerza el capital social en las comunidades, desafía al mismo tiempo todos los mecanismos de control generalizados de las redes digitales. Al presentarle sus obras recientes en el Pabellón Mexicano de la Bienal de Venecia de este año, el público toma conciencia del compromiso creciente del artista con la biometría, métodos que permiten el reconocimiento único de los humanos a través de expresiones de comportamiento o psicológicas. La instalación de Lozano-Hemmer Pulse Room está formada por unos manillares que, cuando se agarran, registran hasta doce rasgos distintos del latido de una persona. Algunos de estos rasgos únicos se expresan en una bombilla que se enciende para cada persona que active la interfaz. Aunque poética y hermosa, esta obra reflexiona sobre los mecanismos de control inherentes a las tecnologías actuales. Lozano-Hemmer dice: “Me interesa la biometría. Es la tecnología utilizada por el Departamento de Seguridad Nacional de EEUU y en combinación con la Patriot Act buscan desarrollar identificadores para cada persona, cámaras de seguridad que puedan detectar tu origen étnico, por ejemplo. Me parecen unas tecnologías terribles. Me interesa la idea de usar esa misma tecnología biométrica para crear entornos que expresen ideas poéticas y críticas” (14).
Hasan Elahi, un profesor de arte y artista estadounidense, coloca tanta información sobre su vida personal como puede en un sistema de vigilancia diseñado por él mismo. Para ello ha desarrollado una herramientas de rastreo GPS en red, de modo que cualquiera puede saber dónde está en todo momento. Elahi también lleva un diario visual de sus comidas, de aeropuertos y baños visitados en los últimos cuatro años. Llevar un calendario tan ordenado y meticuloso de buen principio lo salvó probablemente de que el FBI lo investigara más a fondo cuando fue detenido e interrogado como sospechoso terrorista en el aeropuerto de Detroit en junio de 2002. Inició el proyecto Tracking Transcience para protegerse del escrutinio no deseado por parte de las autoridades y para ser capaz de desplazarse con libertad. En cualquier momento puede presentar lo que el llama una “coartada” (15).
No obstante, tal y como hemos aprendido de esfuerzos anteriores por ordenar la información, pronto descubriremos otra capa más de material incontrolado que no está contemplada en el orden al que se ha llegado.
Notas
(1) http://classic.ipy.org/index.php
(2) New York Times Book Review, 25 June 2000 p.25
(3) www.en.wikipedia.org/wiki/Robert_Peary
(4) M. Foucault, The Order of Things, New York: Vintage Books, 1994 p.135
(5) Ibid., p. 162
(6) Boyd Whyte, Ian and Welter, Volker M. Biopolis: Patrick Geddes and the City of Life. Cambridge, Mass: MIT Press, 2002 p. 54
(7) P. Geddes, Cities in Evolution, London: Williams & Norgate Ltd, 1949 p. 195
(8) Boyd Whyte, Ian and Welter, Volker M. Biopolis p. 50
(9) P. Geddes, Cities in Evolution p. 96
(10) http://www.beautifulcity.de
(11) P. Rabinow, French Modern. Cambridge, Mass: MIT Press, 1989 p. 213
(12) http://www.sciencenet.com.br/ingles_abril/news/06/03_about.htm
(13) http://www.wired.com/Gaming/gamingreviews/news/2004/09/65052
(14) Entrevista con el artista, Venecia, 10 de junio de 2007. También hay que señalar que cuando se busca “Patriot Act” en Wikipedia, un “descargo de responsabilidad” nos dice que “puede que haya que mejorar este artículo”.
(15) http://www.cbsnews.com/stories/2007/06/18/eveningnews/main2944580.shtml http://www.publicjournal.ca/data/hasan-elahi.pdf