Forward 2003 - 2009

La noche del Caimán

por Alejandro González Salgado

Plaza de Toros de Ubrique, 1 de septiembre de 2007. Concierto de Imán, Califato Independiente y Cai.

Hace ya casi tres décadas que grupos totalmente innovadores como Triana, Camarón o Lole y Manuel, hoy considerados clásicos de nuestras vidas, comenzaron a actuar en festivales o conciertos, cuya duración sobrepasaba con creces todo lo realizado anteriormente en nuestro país, arrastrando en masa a cientos de jóvenes de toda nuestra geografía, y asemejándose en cierto modo, y a su manera, al pionero y legendario Woodstock realizado varios años antes en Estados Unidos. Igual que allí, se respiraba una filosofía de vida despreocupada, donde reinaba el "buen rollo", y desde cuyos escenarios se lanzaba un mensaje de paz, amor y libertad.

Aunque hoy día quede poca constancia de estos acontecimientos, al nombrar La Noche de la Luna Roja, La Media Luna, El Canet Rock o Ciudad del Lago, seguro que vuelven imágenes bastante interesantes a la memoria de algún que otro joven de espíritu que pasó por allí. En sus carteles, a parte de los ya citados, se podían ver nombres de grupos andaluces como Guadalquivir, Alameda, Gualberto o Medina Azahara, pero también catalanes, como Iceberg, coincidiendo en gran parte de estos eventos. Pero de entre todos ellos existió un binomio muy particular creado por Imán Califato Independiente y Cai, cuyas carreras fueron bastante paralelas, así como la mayoría de sus actuaciones en directo. Hasta tal punto, que la gente no hablaba de ver, o de haber visto a Cai o a Imán, sino al Caimán , llegando a ser para el público prácticamente un espectáculo conjunto.

A parte de su espectáculo encima de un escenario, Cai e Imán compartieron una técnica musical basada en la mezcla del Rock progresivo inglés, predominante en el panorama musical contemporáneo, y el Jazz con tintes flamencos o arabeizantes, así como una época y un país que acababa de abrir sus puertas al mundo, y que todavía no era capaz de asimilar en gran medida la grandeza de las obras que se gestaban dentro de sí mismo.

Junto a ellos, y los grupos anteriormente citados, coexistieron otros como Granada, Vega, Cuarto Menguante, Azahar o Mezquita, por citar algunos, que formaron lo que posteriormente se denominó Rock Andaluz o Rock con raices. Cada uno con sus propias inquietudes y su sello personal, pero con el denominador común de una increíble técnica musical mezclada con un fuerte sentimiento hacia la tierra, llegando y sobrepasando en algunos casos al nivel de la vanguardia musical internacional del momento, y siendo el reflejo de una de las páginas más importantes de la música de nuestro país, que desgraciadamente reposa inquieta en el olvido.

Por fortuna, aunque la mayoría de los grupos que integraron el movimiento de Rock Andaluz fueron metidos en un arca y lanzados al mar por los medios de comunicación y la crítica de la época, parece ser que se ha recuperado la llave, y se ha abierto una pequeña ranura por donde se nos entregan momentos tan inolvidables como el de la pasada noche.

A pesar de la publicidad bastante moderada, por no decir nula, que se le dio al evento, la Plaza de toros de Ubrique no estaba llena, pero el público asistente dio el suficiente calor a los grupos como si lo estuviera, y cada vez fue a más, haciendo olvidar los fallos de sonido que aparecieron en varias ocasiones, y sobretodo haciendo sentir cómodos y en su casa a los músicos que se encontraban expuestos en el escenario.
Después de un telonero bastante discreto, y varias horas de retraso, comenzamos a oír las olas del mar que vaticinaban la puesta en escena de Cai, que apareció envuelto entre una espesa nube de humo como si de un amanecer en la costa se tratase, y llenando el ambiente con los acordes de Alameda, la canción con la que solían comenzar la mayoría de sus conciertos. A partir de ahí todo fue magia y gusto. Nos ofrecieron temas de sus dos primeros Lps, Más allá de nuestras mentes diminutas y Noche abierta, más jazzísticos y progresivos, con influencias kingcrimsonianas, melodías inteligentes y una ejecución perfecta que recuerdan a los primeros discos de Camel, todo perfectamente mezclado y con sabor andaluz.
A pesar de que sólo actuaron dos de los miembros originales de la formación; Diego Fopiani (Batería y Voz) y Paco Delgado (Guitarra), la suplencia del resto del grupo, y en especial la del pianista Chano Domínguez, hoy pilar básico del Latin Jazz, se llevó a cabo con gran maestría por jóvenes provenientes del Jazz y el Flamenco, junto con la incorporación de un grupo de vientos, que concedía al directo un sonido aún más envolvente si cabe.

Debemos destacar también el temple y la virtud de Diego Fopiani (Fopi) que sorprendió a todos con una voz por la que no han pasado los años, consiguiendo grandes melodías vocales mientras interpretaba los difíciles ritmos jazzísticos y aflamencados sentado a la batería. Pero sin duda alguna el momento más mágico de la noche fue cuando en el solo de batería de Pasa un día, la última canción que interpretó Cai, con largas improvisaciones por parte de todos los miembros del grupo, apareció Kiko Guerrero, batería de Imán, sentado a su batería con las baquetas en alto para acoplarse perfectamente al ritmo de Diego Fopiani. Lo que ocurrió después no se puede explicar con palabras, fue un derroche de precisión, improvisación, técnica, experiencia y energía que se prolongó durante más de quince minutos dejando al público perplejo y extasiado, y demostrando que ambos se encuentran en un nivel simplemente superior.

Aprovechando la incorporación de Kiko Guerrero a la batería, Imán, Califato Independiente subió al escenario liderado por su guitarrista y cantante Manuel Rodríguez, más conocido como Manuel Imán. Junto él aparecieron el bajista Iñaki Egaña y el teclista Marcos Mantero, componiendo la formación original del grupo, creando así un momento tan especial como histórico, ya que hacía muchos años que no teníamos la oportunidad de ver al grupo original totalmente unido encima de un escenario.

Por más que los fallos de sonido al comienzo de la actuación intentaron aguar la histórica unión del grupo, no lo consiguieron, ya que como dijo el propio Manuel Imán: "La luna está mora, la noche es mágica". Y en ese contexto, una vez resueltos los problemas, Imán nos introdujo en su mundo de melodías y ritmos arabeizantes, regalándonos la mayoría de los temas de sus dos LPs, Califato Independiente y Camino del Águila. Y donde el directo de sus Tarantos del Califato Independiente, volvieron a dejar mudos y en trance, tanto a jóvenes que escuchaban Rock Andaluz por primera vez, como a viejos seguidores que no sabían bien si cerrar los ojos para sentir mejor la música y el gusto del directo, o abrirlos para cerciorarse de que lo que ocurría delante de ellos era cierto.

Una noche mágica donde la media luna volvió a servir de fondo al gusto, a la clase, a la elegancia y a la energía del Caimán.

Índice