Allá por el territorio biopolítico del Estrecho de Gibraltar, donde se encuentran Andalucía, el Magreb y las Islas Canarias, miles de historias se pasean a cada momento. Son historias anónimas y son historias comunes, pero tan alejadas y desconocidas por la mayoría que parece que no existan. En clase de música durante el bachillerato, un profesor de esos que pasan por la vida de uno como Pedro por su casa consiguió dejarme huella con la imagen que sus palabras crearon en mi mente. Contaba que si en medio de un bosque cayera el árbol más grande que pudieras imaginar sobre el suelo, el estruendo que formaría no podría ser considerado "sonido" si el oído humano no estuviese allí para oirlo. Como si aquello que realmente ocurre se desvaneciese automáticamente porque ningún hombre lo ha constatado.
José Luis Tirado se considera un autodidacta, como tantos otros que no pudieron formarse bajo una democracia. "Aunque mi formación básica reside en el teatro, la fotografía, el diseño...me considero en formación permanente. Ahora trabajo con los nuevos medios; ha sido cuestión de actualizarse". Hombre decididamente de izquierdas, ha trabajado la escultura, la pintura, la performance, ha sido editor de varias publicaciones...me pregunto qué pensará de los nuevos apelativos que van surgiendo en el arte contemporáneo: media artist, media activista. "La función del artista debe ser cuestionar la realidad y la ideología dominante y todo ello es siempre a través de los medios y en virtud de la poesía que esos mismos medios expresen. Si con media artist o media activista quieren apelar a esa función del artista, se me puede considerar así".
Me asegura que la historia de dónde parte "Paralelo 36" es larga y compleja. Una historia real que no pudo ser guionizada por varias razones que no importan ahora, pero que sí dejaron huella en lo que al final ha resultado. Esa ficción inmanente al nacimiento de la obra y las microficciones que permanecen "garantizan la autenticidad del documento". Pero "Paralelo 36" es quizás, y sobre todo, "una presencia, una observación y un análisis intelectual y físico de la inmigración, una necesidad de decir algo al respecto. ¿Qué pretende "Paralelo 36"? Es un acercamiento a la realidad a la vez que una herramienta de trabajo con clara vocación pedagógica". Y es que tras ver el documental de José Luis (y de otras muchas personas, colectivos y por supuesto inmigrantes que han participado en un proceso de trabajo de más de dos años) se obvian muchas preguntas porque se encuentran, más que respuestas, cuestiones reformuladas que propician el debate. "Es otro punto de vista" -asegura- "la mirada se detiene, se analiza, se ordena; no es un reportaje, no es aparente información...tiene una intención narrativa y analítica, donde se le da voz a los protagonistas".
Desde la casa tarifeña de José Luis se puede ver en los días de sol [casi tocar] la costa africana. Si uno espera unos minutos verá la llegada del ferry de Tánger y su parto de motos, camiones y muchos, muchos coches. Trece kilómetros de tránsito efímero para unos, toda una vida para otros. "Trabajadores en tránsito", los llama José Luis. "Yo quiero hacerme entender en cualquier lengua, preguntar qué delito he cometido", son palabras que se pronuncian en la cinta. "De la demonización y criminalización de la inmigración son responsables tanto los gobiernos de origen como sus cómplices de la sociedad del bienestar", afirma rotundamente.
Necesitamos [los seres humanos] que existan documentos y ficciones como las de José Luis Tirado, historias inmortalizadas, anónimas, comunes. Con obras así, no podremos obviar que el árbol ha caído, que existe su estruendo y que sus consecuencias son desastrosas. Todos somos responsables y ahora tenemos una oportunidad de, como mínimo, observar y reflexionar al respecto.
