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Probablemente dentro de 10 días, alguien en España o Europa, como nosotros, escriba algo sobre José Val del Omar (Granada 1904 - Madrid 1982), esperemos que sí, que algún medio de comunicación hable de él. Aunque no lo parece. No hay apenas movimiento en el año que se cumplen 100 desde su nacimiento. La cultura andaluza, preocupada en demasía por su contemporaneidad efímera, parece no tener memoria. Saltar mirando atrás, es lo menos que se esperaba. ¿Cómo lo llaman? Ah sí, Sociedad del Conocimiento.
Siempre parece que cuando se hace la celebración de un centenario es más en pro de quien lo organiza que sobre quien se organiza. Parece siempre que es más importante poner ahí tu nombre en la celebración que realmente la celebración. Total el homenajeado en cuestión normalmente ha muerto y a quién hay que alabar es a la familia del mismo.
Siempre existe el tópico de que nadie es profeta en su tierra. Y sin duda Val del Omar no lo fue, ni lo es desgraciadamente ahora. Los 100 años de su nacimiento es una fecha más que suficiente para por lo menos decir quién es, para por lo menos intentar mirar qué hizo y qué pretendemos hacer. Sólo leyendo algo sobre él se atisba su importancia en contemporaneidad árida de este país.
Se supone que Granada, su ciudad natal, iba a dedicarle algo más que la celebración de un congreso de la Asociación Española de Historiadores del Cine. Se hablaban de muchas cosas de que si un Cine-Escuela, una página web de homenaje, que si una exposición con la reconstrucción de sus inventos, que si una producción audiovisual con Lagartija Nick, pero ciertamente, desde la presentación de aquello en el mes de diciembre de 2003... no se ha visto mucho.Nunca es tarde ciertamente, y el próximo 27 esperemos que se hable al menos de él. Nunca se sabe, en el 2082 se cumplen 100 años de su muerte.
De todos modos creemos que se han publicado excelentes volúmenes por parte del Instituto Cervantes, a modo de catálogo, de las diferentes exposiciones que de su obra se han hecho por Roma, Chicago, Toulouse, Lisboa, Bremen, Hamburgo, Hannover... O el maravilloso trabajo que ha hecho la Filmoteca de Andalucía en la recuperación de su material, no en vano su sala de proyecciones se llama Val del Omar. O el reciente ensayo - resumen - didáctico que de la figura ha hecho Roman Gubern editado por la Diputación de Granada, sin olvidar el inencontrable e imprescindible volumen también editado por la Diputación de Granada en el año 1992.
No obstante estos esfuerzos nos parece que son pocos, son de agradecer pero no hace falta comparar cómo otros sí que tienen importancia. ¿Acaso Val del Omar debe ser un homenajeado de segunda? Desde nuestro punto de vista no. Por eso estás leyendo esto. Roman Gubern ha titulado su ensayo "Val del Omar, Cinemista". Pa nosotros, ser cinemista es ser responsable y consecuente con tus propias ideas.
Lo han llamado el pionero del cine experimental y las tecnologías audiovisuales de Europa. Para ser pionero debería existir una línea de seguidores de su obra. Y ciertamente en Andalucía, en Granada, pocos han seguido su legado. Quizás Val del Omar, aunque preocupado por la educación no era el mejor de los maestros, pero claro, sólo con ver sus películas una vez, con la atención que se merecen es más que suficiente.
Para nosotros Val del Omar es uno de esos creadores integrales, coherentes al mismo tiempo que tozudos. Uno de esos que quieren contar cosas y las cuentan, que quieren hacer cosas y las hacen. Y que las hacen de otra manera. No como "deben" hacerse. Y además es uno de esos creadores que aunque una y otra vez tenga que replanteárselo, en sus viajes a las Alpujarras, es capaz de reconocer su humildad.
¿Qué homenaje se le puede hacer? ¿Qué no homenaje se le puede hacer? Quizás sólo leer esto o escribirlo es más que suficiente o quizás habría que hacer más. No se trata de exagerar, Val del Omar, por suerte para nosotros, no es un genio, porque los genios sólo existen en los cuentos. Val del Omar era un creador libre en su estudio, un investigador nato que no le hacía falta especializarse en la técnica o en la poética, ambas cosas le atraían por igual.
Val del Omar estuvo siempre preocupado por las sensaciones del espectador, investigó siempre, sin fin, por conseguir que el espectador tuviera una experiencia total ante su creación. Ahora vamos a intentar ver-pensar-oir-sentir su obra y si quieres después hablamos.
